Armando de la Garza
Cantabria es conocida por sus verdes paisajes y su rica historia, pero pocos saben que en el corazón de la región se esconde un rincón que parece sacado de un cuento de hadas o, mejor dicho, de un bosque de California. A pocos kilómetros de Cabezón de la Sal, un inusual y majestuoso bosque de secuoyas rojas se alza como un monumento vivo a la experimentación forestal de hace más de mil años.

Este espacio, declarado Monumento Natural en 2003, no es un bosque milenario en sí mismo, sino una plantación que nació en los años 40. Durante el régimen franquista, en un intento por repoblar y diversificar el patrimonio forestal español, se sembraron más de 800 ejemplares de esta especie norteamericana, conocida por su impresionante longevidad y altura.
Hoy, estas secuoyas han crecido hasta alcanzar los 40 metros de altura, creando un dosel que filtra la luz del sol de una manera única y que hace que el visitante se sienta minúsculo ante su imponente presencia.
El lugar se ha convertido en un atractivo turístico de gran importancia para la comarca.
Ofrece una experiencia de paseo inigualable, con senderos bien marcados que invitan a la calma y a la contemplación. El aire fresco y la sombra densa proporcionan un refugio del calor del verano, mientras que en otoño, las hojas caídas forman una alfombra mullida que amortigua los pasos de los paseantes.
El Bosque de Secuoyas es también un ejemplo de la capacidad de adaptación de la naturaleza y de la visión a largo plazo. Lo que en su momento fue un proyecto de repoblación, es hoy un espacio de incalculable valor ecológico y turístico.
No solo por la rareza de las secuoyas en suelo europeo, sino también por el ecosistema que se ha desarrollado a su alrededor, con musgos, helechos y otras especies que han encontrado en este bosque un hogar.
Un tesoro a la vista de todos
A pesar de su relativa juventud en términos geológicos, el Bosque de Secuoyas de Cabezón de la Sal es un testamento a la historia reciente de Cantabria y un recordatorio de que la naturaleza, a veces con un poco de ayuda, puede crear maravillas en los lugares más inesperados. Es un destino perfecto para familias,amantes de la fotografía y cualquier persona que busque desconectar y sumergirse en un entorno natural que parece sacado de otro mundo.
¿Has visitado alguna vez este bosque? ¿Qué te pareció la experiencia de caminar entre estos gigantes?

